Estas fábricas elaboraban productos con materia prima obtenida del campo y fueron decisivas para la expansión del pueblo y su pronta conversión en ciudad.
La primera fue el molino “San Francisco”, de José B. Iturraspe que comenzó a funcionar el 1 de enero de 1889. Pocas cuadras al oeste, Carlos y Augusto Boero y Vicente Lanfranchi, instalaron en 1892 un segundo molino, denominado “Meteoro”, que continúa en plena actividad.
Hubo también productoras de fideos artesanales, manufacturas del cuero, curtiembre y fábricas de carruajes, licorerías, herrerías y otras. Además, una industria calera e importantes talleres e industrias que surgieron para solucionar las urgencias del agro. Tal el caso de las fábricas de zarandas, de arados, herrerías, aserraderos y productoras de repuestos para máquinas agrícolas.
La historia de estas empresas, sumadas a la educación técnica que fue fundamental para afianzar la industrialización, se observa en una línea de tiempo desde fines del siglo XIX hasta la actualidad de nuestro Parque Industrial y Logístico.